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Cronica Mexico vs EUA


Empieza la guerra
Pero el partido por sí mismo era pólvora auténtica y la gente volvió a meterse de lleno en su rol de "Jugador número 12". El Himno de Estados Unidos fue abucheado y el sonido local subió el volumen, pero ni eso impidió que la silbatina se escuchara.
Arrancó el partido y apareció el "OE, OE, OE", pero el ánimo se congeló momentáneamente cuando Charles Davies venció la cabaña de Ochoa. No obstante, la afición entendió que había que seguir alentando y el Azteca se cimbró con el "¡México, México!".
Muy pronto llegó la recompensa al apoyo. Castro se perfiló afuera del área y metió un bombazo espectacular que hizo que el Coloso de Santa Úrsula rugiera como en sus mejores tiempos. Del segundo piso al primero caían como cascadas las cervezas y refrescos. Una verdadera locura, un manicomio.
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Odio a Donovan
Con el paso de los minutos la tensión creció en las tribunas. Fue entonces que Donovan, el enemigo público número uno de los mexicanos, tuvo que ir a cobrar un tiro de esquina. En menos de un segundo le llovieron mentadas de madre y vasos de todo tipo, varios de ellos impactaron en su cuerpo.
El hablantín futbolista, mojado no sólo de sudor por el calor, sino también por otro tipo de líquidos, sólo extendió los brazos, como pidiendo una explicación al árbitro.
Donovan tan sólo probó un poco del desprecio que hay en suelo azteca por él. Más tarde se iría con la cabeza gacha, pero, una vez más, con la boca suelta
Fiesta mexicana
Cayó el gol de Sabah a ocho minutos del final y el Azteca volvió a hacer erupción. A partir de ahí todo fue fiesta. Aliento para los mexicanos y más insultos para los gringos. Uno que otro aficionado mexicano volteaba al diminuto rincón donde estaba el "Sam's Army" para enseñarles el dedo medio o recordarles con el brazo a sus respectivas progenitoras. Muy a la mexicana.
Pitó el árbitro, la fiesta fue total. "¿Dónde están los pinches gringos que nos iban a ganar?", cantaron varios. La pasión y la felicidad llegó al extremo. México, en su casa, había vencido, otra vez al odiado enemigo. Son ya 72 años que Estados Unidos no gana en territorio azteca.
Un infierno
A la salida, la porra visitante vivió un verdadero infierno. Escoltados por varios granaderos, los cerca de cien estadounidenses, a cada paso que daban eran retados por la eufórica afición mexicana, que, para no cambiar el estilo, arrojó varios objetos, uno de ellos un vaso repleto de hielo que impactó en el casco de uno de los guardianes del orden, lo que provocó las carcajadas de los que ahí circulaban.
Y, por si no entendían el léxico mexicano, no faltó quien en inglés despidió a los foráneos. "¡Fuck you!", "¡Fuck you!" y más "¡Fuck you!", gritó un enardecido aficionado Tricolor. Por fortuna, no pasó a mayores.
Ya en el estacionamiento un canto más: "¡El que no brinque es un gringo maricón!". Obvio, todos brincaron
Fiesta mexicana
Cayó el gol de Sabah a ocho minutos del final y el Azteca volvió a hacer erupción. A partir de ahí todo fue fiesta. Aliento para los mexicanos y más insultos para los gringos. Uno que otro aficionado mexicano volteaba al diminuto rincón donde estaba el "Sam's Army" para enseñarles el dedo medio o recordarles con el brazo a sus respectivas progenitoras. Muy a la mexicana.
Pitó el árbitro, la fiesta fue total. "¿Dónde están los pinches gringos que nos iban a ganar?", cantaron varios. La pasión y la felicidad llegó al extremo. México, en su casa, había vencido, otra vez al odiado enemigo. Son ya 72 años que Estados Unidos no gana en territorio azteca.
Un infierno
A la salida, la porra visitante vivió un verdadero infierno. Escoltados por varios granaderos, los cerca de cien estadounidenses, a cada paso que daban eran retados por la eufórica afición mexicana, que, para no cambiar el estilo, arrojó varios objetos, uno de ellos un vaso repleto de hielo que impactó en el casco de uno de los guardianes del orden, lo que provocó las carcajadas de los que ahí circulaban.
Y, por si no entendían el léxico mexicano, no faltó quien en inglés despidió a los foráneos. "¡Fuck you!", "¡Fuck you!" y más "¡Fuck you!", gritó un enardecido aficionado Tricolor. Por fortuna, no pasó a mayores.
Ya en el estacionamiento un canto más: "¡El que no brinque es un gringo maricón!". Obvio, todos brincaron

Saludos y Arriba México!!! Vamos!

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